jueves, 9 de mayo de 2013

Educación en valores en la escuela

La educación en valores es un tema que siempre ha sido clave en la reflexión de los padres y educadores, pero que en una actual situación de humanismo y de la realidad social en la que vivimos adquiere una muy especial significación.

Para el ser humano, un valor es aquello que desea y que busca en función de sus necesidades. Es decir, en función de lo que es, de lo que sueña, y sobre todo, de lo que quiere llegar a ser.

Una formación plena que permita configurar la identidad del ser humano en crecimiento no puede desvincularse o prescindir de una seria y bien planificada educación en los valores.

Valores y educación forman una unidad inseparable.
En la etapa de Educación Infantil, dada la inmadurez del niño en estos momentos, corresponde a los padres decidir los valores en los que van a basar la educación de sus hijos. Así, en la declaración de los derechos humanos de modo expreso se afirma que los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.

El fundamento de esta unanimidad entre padres e hijos parece evidente. Nadie mejor que quienes han dado la vida al ser humano decidan entre múltiples opciones el sentido y direccionalidad de su vida, mientras el niño carezca de la capacidad suficiente para decidir.

De hecho, el protagonismo de los padres, y más en la etapa de Educación Infantil, es INSUSTITUIBLE. A ellos le corresponden, como he dicho anteriormente, el conjunto de valores que den sentido y finalidad a la educación integral de sus hijos. Dicho de otra manera, el conjunto de valores que perfeccione en todas las dimensiones al hombre.

Estas dimensiones se pueden agrupar en las siguientes formas:
- Los valores biológicos, como el alimento, la salud, etc. Se las considera necesidades primordiales.
- Los valores intelectuales, como el conocimiento, la creatividad, etc. Originan el mundo cultural al cual el niño tiene acceso por medio de la selección y valores de sus padres.
- Los valores ecológicos, como el cuidado, respeto y aprecio del medio en el que se desenvuelve la vida es un aspecto ineludible desde los primeros años de vida.
- Los valores morales, como el respeto, la tolerancia, la solidaridad son los pilares de las relaciones afectivas  con el mundo y con los demás.
- Los valores religiosos, son propios de los creyentes y su presencia o no en la educación a estas edades, corresponde a los padres.

Como resultado a esta reflexión creo que educar en los valores será acompañar a los hijos en el proceso de respuesta libre y personal sobre su propia identidad y sobre los horizontes y metas que busca para su felicidad. Esto le generará los valores en los que creer y la necesidad de integrarlo en su comportamiento cotidiano.

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